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El impacto de las mujeres en la logística global

La discriminación y los estereotipos de género han sido una problemática a nivel global, especialmente en la logística y el comercio internacional. A pesar de los avances en equidad de género, aún es difícil reconocer el papel de las mujeres en este sector tan importante a nivel mundial.

Soy de Sonora, un estado ubicado al norte de México, donde el machismo sigue estando presente. Todavía existen comentarios como: “Una mujer no puede salir adelante por sí sola” o “Necesita un hombre para poder lograr sus metas”. A pesar de haber crecido en un entorno donde estas creencias son comunes, siempre me he esforzado por estar un paso adelante. Esos pensamientos no me pertenecen y me enfoco en ser mejor cada día.

El mundo logístico ha sido uno de los pilares fundamentales de la economía global, pero el trabajo de la mujer en este sector ha sido infravalorado durante décadas, ya que históricamente ha estado liderado por hombres. La participación femenina ha sido considerablemente baja, en parte porque este campo laboral está rodeado de montacargas, tráileres, grúas, números y negociaciones, lo que lo convierte en un trabajo “rudo”, donde a menudo se subestima el papel de la mujer y se le relega a tareas administrativas o contables dentro de una oficina.

Conforme han pasado los años y gracias a la visibilización de la equidad de género, poco a poco se ha reconocido la importancia de la mujer en este sector.

RETOS Y DESAFÍOS

Cuando comencé a desarrollarme en este mundo en 2021, tuve dificultades para adaptarme; fue un golpe de realidad. Yo no entré a trabajar por una “herencia” o por un “contacto”, simplemente apliqué como cualquier recién egresado con ganas de aprender y crecer. Fui contratada como auxiliar administrativa a mis 23 años, sin experiencia y sin un conocimiento profundo de las actividades del sector.

El 90% de mis compañeros de trabajo eran hombres adultos. Algunos me enseñaron, pero muchos otros me subestimaron, incluidas mujeres. Recibí comentarios que asustarían a una joven inexperta, pero aprendí a transformar ese miedo en un reto.

Desde siempre he tenido clara la palabra resiliencia, y aunque al inicio me pusieron muchas trabas esperando que me equivocara, aprendí a darles la vuelta y sacar lo mejor de cada situación. Sabía que mis compañeros no eran “malos”, simplemente estaban arraigados a un esquema de trabajo antiguo.

A los pocos meses de ser auxiliar administrativa, me ascendieron (2022). Pasé de la oficina al campo laboral aéreo, donde volví a enfrentarme a un nuevo reto: adaptarme a un entorno dominado por hombres. Con ello, también regresaron los comentarios machistas:

  • “Este es trabajo de hombres, ¿qué haces aquí?”
  • “Tú no deberías estar cargando cajas ni revisando mercancía.”
  • “Esta niña quiere venir a dar órdenes.”
  • “Solo por esta ocasión te voy a ayudar.” (cuando en realidad era su trabajo)
  • “¿Te puedes ir a revisar esa mercancía a otro lugar? Aquí vamos a ocupar el espacio.”

Fueron muchos comentarios. Muchas veces me fui a llorar a escondidas, sintiéndome frustrada y triste. Pero en el fondo, sabía que estaba haciendo bien mi trabajo.

También encontré personas empáticas que me apoyaron y me dieron consejos para no rendirme. Hubo momentos en los que quise renunciar y dejar todo atrás, pero cuando eso pasaba, miraba hacia atrás y me daba cuenta de todo lo que ya había avanzado. No podía rendirme.

Cada vez que un cliente me agradecía y felicitaba por mi trabajo, por mi compromiso y por asegurar que su mercancía llegara sin problemas, entendía que estaba en el camino correcto.

 
OPORTUNIDADES 

Gracias a mi carisma y a la forma en que enfrentaba cada situación, comencé a hacer videos sobre mi trabajo sin imaginar que llegarían a millones de visualizaciones. Poco a poco, fui creciendo en redes sociales, lo que me abrió puertas inesperadas. Universidades de distintas partes de México comenzaron a invitarme a dar conferencias y entrevistas.

Ahí fue cuando entendí que todo el machismo y la minimización que viví habían valido la pena.

Así nació “La Morra Aduanera”, el nombre con el que muchos me conocen en redes. Sin embargo, en el ámbito laboral, sigo siendo la Lic. Aylin Camacho. A medida que mi presencia en redes creció, también lo hicieron mis oportunidades de trabajo, mis ofertas laborales y mi crecimiento dentro de la empresa.

 
CONCLUSIÓN: 

Sigo enfrentando el machismo día a día. Aún no ha desaparecido, pero ha disminuido. Estoy segura de que, en unos años, habrá muchas más mujeres desarrollándose profesionalmente en este sector.

La mujer en la logística y el comercio internacional aporta grandes beneficios. Somos conocidas por nuestra alta productividad y eficiencia, por nuestra capacidad en la toma de decisiones, por nuestras ideas innovadoras y por nuestra visión estratégica. Además, nuestra participación mejora la imagen pública de las empresas, pues ver a una mujer destacando en este ámbito genera un impacto positivo en el entorno empresarial.

Me llena de orgullo ser parte de las pocas mujeres jóvenes que han crecido en este sector. En casi cuatro años, mi crecimiento ha sido rápido y significativo.

Me siento plena y agradecida de ser una inspiración, no solo para mujeres, sino también para hombres. Cada mensaje de apoyo, cada consejo que me piden, cada comentario diciendo que soy su motivación para seguir en este mundo logístico me llena de satisfacción. Me enorgullece ser una creadora de contenido que inspira, motiva y brinda enseñanzas valiosas para el desarrollo profesional de muchas personas.

Quiero que tú, mujer, no te rindas. Sigue tus sueños, enfrenta las adversidades y las trabas que puedan surgir. Ten siempre claras tus metas y no permitas que nadie te diga lo que puedes o no hacer. Tú eres dueña de tu propio camino. Así como yo, tú también puedes lograrlo, y mucho más.

“EXITOSA ES AQUELLA MUJER QUE CONSTRUYE SU PROPIO CASTILLO CON LOS LADRILLOS QUE LE LANZARON PARA VERLA CAER.”

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Aylin Rubí Camacho Hernández